Becario en la Comisión Europea, ¡es posible!

Todos hemos deseado alguna vez hacerlas, sobre todo depués de terminar la carrera. Las prácticas de traducción en la Comisión Europea se realizan en Luxemburgo, uno de los principales órganos de la UE, y los afortunados reciben una retribución mensual de 1071.90€ mensuales. No es imposible, aunque tampoco fácil conseguirlas. La comisión, o en este caso la DGT (no es la dirección general de tráfico en este caso, sino la Dirección General de la Traducción, por sus siglas en francés) selecciona al año unos 650 traductores, aproximadamente entre dos y cinco traductores por combinacion linguistica, siempre traduciendo desde el inglés, francés o alemán hacia su lengua materna. Es decir, que al año seleccionan una veintena de españoles para traducir hacia el español. Los interesados puede presentar su candidatura en www.ec.europa.eu/stages/, el plazo termina hoy 31 de enero, pero se abre de nuevo en Agosto, para los que no hayan tenido tiempo de solicitarla.

Si eres de los que piensan que con vocación e insistencia se consigue todo, ve preparando los documentos para la siguiente convocatoria, que el tiempo vuela.

Las solicitudes se envían a la siguiente dirección, apúntatela:


Directorate General for Translation - G-06 10/018
European Commission
B-1049 BRUSSELS
Belgium


Los documentos requeridos en las anteriores convocatorias son los siguientes (siempre en inglés, francés o alemán)
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1. Printed copy of this application form, dated and signed
2. Copy of passport or identity card
3. Copies of all university diplomas you have declared, together with the corresponding Europass Diploma
Supplement or university transcripts
4. Official declarations for each short-length study period and seminar, university exchange programme abroad
and any ongoing studies
5. Proof of declared language knowledge
6. Proof of all declared working experience
7. The Europass Curriculum Vitae (CV) - Recommended

A translation into English or French or German has to be attached to each document not written in one of the EU official languages.

When compiling your documents, please put them in the order of the checklist above.
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¿Alguno de vosotros ha disfruado ya de esta beca?



Traductores emigrantes en tranvía


Acabo de volver a casa en tranvía. Me senté al lado de una pareja, y al principio no noté nada raro. A los diez segundos empezaron a hablar y mi extrañeza se manifestó también. Era una pareja muy rubia como para ser una típica pareja española. Será que poco a poco se me está pegando el prejuicio más extendido de los franceses, el de que todos los españoles son morenos. Pues será que todos los franceses son blancos y rubios. Hay prejuicios, y muchos. El caso es que ambos tenían un perfecto acento canario, y según la descripción de su vida (lo que pude entender) habían estudiado, como yo, la interesante licenciatura, que ahora ya es grado en Traducción e Interpretación. Qué identificado me sentí, los tres, en la misma línea de asientos en el tranvía, traductores. El destino. Pensé en hablarles, pero es que discutían. Estos españoles siempre discutiendo a voces. Al parecer ella decía que si "no quiero seguir viviendo aquí, prefiero ser cajera toda mi vida en España que serlo en esta mierda de ciudad" (con jabón le lavaba la boca) y el otro le respondía que no volvía ni loco. Al parecer los dos eran traductores pero trabajaban en lo que podemos llamar, los "trabajos temporales" típicos del traductor. Siguieron discutiendo sobre el tema, ella se quería volver a Canarias y el le insistía en seguir buscando algo (según él aún quedaban ahí fuera oportunidades esperándoles). La cosa es que no son los primeros traductores que me encuentro en el extranjero haciendo trabajos, y disculpen la palabra elegida, de mierda. Parece que con la crisis hay dos tipos de españoles en las noticias, los que se van buscando algo pero vuelven porque no han hecho un curso de alemán ni de noruego y no encuentran nada (artículos subencionados por las escuelas de idiomas claro), y luego los españoles que estudian Traducción e Interpretación. Estos son los más pringados porque normalmente en el resto de carreras te desilusionas antes, y ves tu futuro negro antes de graduarte, pero en traducción pareces tener tantas puertas abiertas al principio que te ciegas, y al final todos eligen la que única que se quedó abierta después de los años noventa, la del trabajo basura en el extranjero.

Últimamente leemos en los periódicos las terribles historias de los españoles emigrantes. Si al primer grupo de españoles no los cogieron en el trabajo X por no hablar el idioma y ni siquiera chapurrear el inglés, a los traductores nos cogen, claro que nos cogen, por que lo hablamos, lo traducimos y encima podemos defendernos en cuatro lenguas más. Los traductores somos los pringados que emigramos de cajeros, de barrenderos, a trabajar a disneyshit, o a dar clases particulares, que por si no lo sabían pagan a 20€ la hora. Vaya que te puedes sacar unos 300€ al mes para pagar el piso y seguir viviendo de lo ahorrado con las becas de años anteriores. Lo siento pero es patético. Luego veo a los británicos y a los escandinavos que consiguen un buen puesto de trabajo la primavera de antes de acabar los estudios y que encima, para que estén contentos, en la empresa Y le dan un gap year (año para viajar), para que se lo piensen bien, y que si realmente quieren trabajar ahí, pues nada, que los esperan. Me parece que en España la universidad se ha convertido en el Ryanair de las universidades, que llegar llegas, sí, pero a un lugar tan remoto que para alcanzar el punto deseado tienes que coger autobus, barco, tren y hasta avión.

Todo eso lo pensé en el tranvía, mientras la rubia pareja canaria discutía. Cuando me bajé del tranvía subí las escaleras de la estación y en el exterior me vi envuelto en una especie de nube de espesa niebla. No veía más allá de dos metros a mi alrededor. Seguí el camino a casa que conocía de memoria y me pregunté: ¿será por la niebla?

El vacío existencial del traductor

Parece que al traductor traducir le va llenando vacío existencial que se va creando a su alrededor. Y ese vació no es más que el tiempo que pasa frente a la pantalla, al manual, a la enciclopedia y a las bases de datos. Tiempo precioso en el que el traductor está haciendo lo que precisamente menos le agrada: documentarse. Los traductores son grandes conocedores de todo y de nada, su saber es anecdótico diría. Poseen cultura de esa que llaman "general", que no llega a ser cultura, como la fast food, que no llega a ser comida. Algunos se especializan, y ese vacío de tiempo que pasan leyendo para el trabajo lo podrían utilizar para salir, para entrar, para ese momento de la vida que el resto de profesionales suelen llamar "ocio" y que el traductor hace tiempo que vendió por un cacho de pan. Y eso pesa y duele.


A veces me parece que ser traductor es como vender el alma al diablo. En ese caso no es el alma lo que vendes en sí, sino el tiempo libre, tiempo de reencontrarte, de ir de cervezas o el de las añoradas reuniones entre amigos. El traductor desde el principio confundió la vocación utópica de ser erudito, con la de documentarse encerrado en cuatro paredes más o menos espaciosas, y hace tiempo que confundió su trabajo con la vocación. De hecho el traductor se repite una y otra vez que esa es su vocación. Porque aunque a todos nos guste salvar vidas, operar a corazón abierto durante doce horas nadie lo desea. Pero después te vas de cervezas a celebrarlo. El que traduce traduce las veinticuatro horas del día, que se juntan con las veinticuatro del día siguiente, hasta dar por terminada la traducción y la revisión de la traducción y la revisión segunda y la tercera, no fuera que quedara algún punto negro. Y traducir tres mil páginas en un día es una tentadora necesidad que no podemos confundir con el placer de hablar francés rodeados de música o de conversar en inglés tomando un whisky. Y quizás sea en esa confusión en la que muchos traductores acaban bebiendo whisky al documentarse, o pensando que un bordeaux es una buena manera de comenzar el día inspirado.